EL TREN DE LA VIDA

Hace un año que mi marido y yo decidimos ser padres y nos subimos juntos al tren que nos va iba a llevar hasta nuestros hijos.
Durante lo recorrido hemos disfrutado mucho del viaje, de cada parada hemos aprendido y hemos conocido a personas que iban en el mismo vagón con la misma ilusión y objetivo.
Hemos tenido buen asiento y hemos estado acomodados, no habiamos tenido ningún percance y sabíamos que aunque el camino era largo y pesado ya nos quedaba menos para llegar a nuestro destino.

Pero hace una semana, mientras seguiamos cómodos en nuestros asientos, junto con nuestras maletas llenas de entusiasmo, alegría e ilusión, algo/alguien ha llegado y sin más, nos ha tirado del vagón, sin esperárnoslo, si más motivos mas que por que sí.
Nuetras maletas se han quedado en ese vagón, en ese tren al que nos subimos para llegar a conocer a nuestros hijos y que ya no podremos recuperar, pues el tren sigue su rumbo y la gente que sigue en él, si que llegará a su destino.

Ahora nos tenemos que recuperar del batacazo que nos hemos dado, de las heridas que hemos sufrido y que con el tiempo curarán pero nos quedarán las cicatrices que siempre nos recordarán lo que nos ha pasado.
No tenemos que rendirnos, esto sólo ha sido un contratiempo que superaremos y del que debemos recuperarnos cuanto antes para cuando llegue el próximo tren.
Juntos lo esperaremos el tiempo que sea necesario, volveremos a llenar las maletas de sueños aunque esta vez irán menos llenas y dentro de poco seremos tres los que volvamos del viaje de nuestra vida junto con nuestr@ hij@.

Feliz viaje a todos los que vais subidos en el tren de la vida...